Cali cerró el 2019 con un total de 1114 homicidios, 56 casos menos respecto al año inmediatamente anterior, cuando se registraron 1170 muertes violentas en la ciudad. Es con esa cifra con la que se logra la tasa más baja en los últimos 35 años, lo que se traduce en 45,1 homicidios por cada 100.000 habitantes; una tendencia a la baja que ya se mantiene desde 2014, cuando se ubicaba en una tasa de 66,6 hechos violentos de ese tipo.
“Mejoramos todos los indicadores de seguridad, comenzando por el más importante: la salvaguarda de la vida. Falta mucho, pero vamos por el camino correcto”, escribió en su cuenta de Twitter Andrés Villamizar, quien anteayer concluyó su periodo como secretario de Seguridad de Cali tras la posesión de la nueva Administración de Jorge Iván Ospina.
La reducción de los índices de violencia, de acuerdo con el ex funcionario, fue posible tras una mejor inversión en seguridad, que pasó de $111.040 millones en 2012 a $240.431 en el último año. Villamizar destacó: “Con un enfoque integral, se fortaleció a la Fuerza Pública y organismos judiciales, pero también la inversión social para prevenir el delito y la violencia”.
Sin embargo, catorce homicidios más fueron los que no permitieron cerrar el año con menos de 1100 casos, como era la meta de la Alcaldía de Maurice Armitage, que inicialmente quería concluir el 2019 con menos de 1000 muertes violentas.
Por otro lado, diciembre, que siempre ha significado un reto en términos de seguridad, en especial durante la época de Feria de Cali, presentó un total de 107 homicidios, cinco casos menos respecto al mismo periodo del año pasado.
Precisamente, el que acaba de culminar fue uno de los seis meses que presentaron una reducción en los asesinatos, además de enero, marzo, abril, julio y noviembre (ver recuadro). Pero no ocurrió así con el resto, en especial con septiembre, el más crítico de todo el 2019, debido a un incremento de 29 homicidios, al pasar de 78 a 107 casos el año pasado.
“Todavía es muy prematuro para hacer un análisis contundente del 2019, pues apenas se están mirando los fenómenos que no habían sido tenidos en cuenta en el modelo de prevención anterior”, indicó Adalberto Sánchez, director ejecutivo del Instituto Cisalva de la Universidad del Valle, que estudia los fenómenos de violencia de Cali.
De acuerdo con el experto, el año pasado tuvo un comportamiento “bastante sui géneris”. Explicó que tras llegar con una expectativa a la baja desde el 2018, las estrategias de seguridad se vieron afectadas “por un Gobierno central que no tuvo un norte completamente definido de qué era lo que quería, lo que por supuesto llegó a afectar lo local”.
Y pese a que, de acuerdo con Sánchez, la Alcaldía buscó mejorar las condiciones sociales de las zonas más afectadas por la violencia (en especial en el oriente y la ladera) para mejorar los indicadores, no se controló del todo los constantes hechos asociados al consumo de alcohol, como riñas y lesiones personales, situaciones en donde pueden haber posibles asesinatos.
De hecho, lo que más rebasó el accionar de la Policía el pasado 24 de diciembre no fueron los homicidios, que apenas fueron dos, sino las riñas, por las que se recibieron un total 710 reportes, pero que solo atendieron 415.
“Podemos decir que sí, cerramos el año con una cifra alta de homicidios y que sí, tampoco se logró la meta inicial de menos de 1000 casos, pero lo que no se debe decir es que nos encontramos en una situación de deterioro social, pues no hubo incremento alguno, sino todo lo contrario”, aseveró el director ejecutivo del Instituto Cisalva.
Por su parte, Andrés Preciado, asesor en temas de seguridad, destacó que la reducción mantenida por la Administración Armitage es muy positiva, pero que 1114 homicidios no es una cifra “halagadora”, pues aún está muy por encima de la media nacional.
Cabe recordar que, según el Instituto de Medicina Legal, la tasa de homicidios del país es de aproximadamente 13 casos por cada 100.000 habitantes. Es decir, Cali se encuentra más o menos 32 puntos porcentuales por encima del promedio.
“Ante el hecho de que haya habido un comportamiento muy volátil a lo largo del año debido a un incremento inesperado de homicidios en algunos meses, uno se da cuenta de que el reto de enfrentar la criminalidad organizada aún es muy fuerte y que al tema de resolución de conflictos por vías pacíficas todavía le falta un camino que recorrer”, indicó Preciado.
Aun así, el experto en seguridad advirtió que la política de seguridad de los últimos cuatro años debe mantenerse, porque si se llega a reinventar completamente por la siguiente Administración, “la pérdida sería grave”.
Tomado de El País de Cali
