Categoría: Análisis

La entramada de las estructuras criminales consiste en ir haciendo relevos de «carritos», ya que muchos de los adolescentes que se meten en el negocio, terminan expulsados del colegio o tan «calientes» en el barrio que desertan del estudio y se suman a las guerras de las calles de Medellín.

A lo largo de la entrevista dejó claro lo que significa el paramilitarismo en este país, un riesgo inminente para la implementación del acuerdo final firmado por las FARC con el Gobierno. Si se firma un acuerdo con el ELN ellos esperarían que el Estado se comprometiera «no en el papel, sino en hechos, en desarticular el paramilitarismo».

Para Raúl Rosende, jefe del gabinete de la Misión de la ONU en Colombia, el tema de la reincorporación «es un elemento fundamental para asegurar la sostenibilidad del proceso de paz. Hay dos elementos fundamentales para este fin: que los excombatientes tengan seguridad física y socioeconómica».

Al igual que muchos otros sectores de Medellín, Robledo representa un valor importante geográficamente para el crimen organizado del área metropolitana; su acceso al corregimiento de San Cristóbal y su conexión directa con la vía al mar y el golfo de Urabá, permite que por esta zona transiten muchos insumos ilegales que alimental a las estructuras delincuenciales que operan en la ciudad.

En medio de todo del cubrimiento mediático afloró lo que ya muchos sabían, pero callaban, se estaba gestando un proyecto de ley —llamado de sometimiento— que abriría la posibilidad de transformar el conflicto urbano, violento y criminal, que azota al Valle de Aburrá, en un conflicto urbano menos violento, aunque sea difícil erradicar lo criminal.