Tomada del www.elcolombiano.com
Llega entre expectativas y rechiflas, pone el marco de sus condiciones en la forma de un manual incompresible y fija unas metas casi siempre alegres. Algunos abogados, algunos malandros, algunos burócratas se ofrecen como traductores de las instrucciones públicas. Lo usual es que la realidad esté unos pasos adelante y el Estado se defienda con su manual como escudo mientras intenta hacerse una idea de los problemas sobre el terreno. El escepticismo es el mejor consejero frente a sus intervenciones, bien sean de palabra o de obra. Los diagnósticos y los juicios diarios tienden a darle más posibilidades de las que realmente tiene. Las oficinas públicas son, en el mejor de los casos, agencias de soluciones a medias. Continuar leyendo aquí
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