El paso al frente de los «jóvenes» de la izquierda uruguaya

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Montevideo, 9 de marzo de 2022.- Rondan los 40 años, edad que se considera «muy joven» en la política de Uruguay, y acaban de asumir la primera línea de la izquierda en el Senado ante el adiós de tres referentes: los últimos exguerrilleros tupamaros en el Parlamento.

Alejandro Sánchez (41 años), a finales de 2020, Daniel Caggiani (38) y Sebastián Sabini (40), el pasado 2 de marzo, ocuparon los escaños dejados en la Cámara Alta por el expresidente José Mujica (2010-2015) y la exvicepresidenta Lucía Topolansky (2017-2020), ambos por renuncia, y el exministro Eduardo Bonomi, fallecido el 20 de febrero.

El senador del partido opositor Frente Amplio Daniel Caggiani posa el 2 de marzo de 2022, en Montevideo (Uruguay). EFE/Raúl Martínez

A pocos días de que el chileno Gabriel Boric se convierta en uno de los presidentes más jóvenes del mundo, su ejemplo se mira desde la «renovación necesaria» impuesta por la biología en el Frente Amplio, la coalición de izquierda que gobernó Uruguay entre 2005 y 2020 y que hoy, como principal fuerza de la oposición, mira con ilusión a 2024.

LA RENOVACIÓN, UNA NECESIDAD

Sánchez, Caggiani y Sabini tomaron posesión de tres de los cinco escaños del Movimiento de Participación Popular (MPP), sector fundado por exguerrilleros del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros e integrado en 1989 en el Frente Amplio (FA), que, en las elecciones de octubre de 2019, volvió a ser el más votado del partido con unas 300.000 adhesiones.

La muerte en diciembre de 2020 del socialista Tabaré Vázquez, que presidió Uruguay de 2005 a 2010 y de 2015 a 2020, y la salida del primer plano de la actividad política de otros dos pesos pesados del FA en los últimos quinquenios, Mujica y el exministro de Economía y Finanzas Danilo Astori, han impulsado un rejuvenecimiento en sus filas.

El senador del partido opositor Frente Amplio Alejandro Sánchez posa el 2 de marzo de 2022, en Montevideo (Uruguay). EFE/Raúl Martínez

En diálogo con la Agencia Efe, los tres parlamentarios coinciden en la importancia de la renovación, aunque alertan de la necesidad de que quienes entregan la posta continúen corriendo junto a quienes la reciben.

«La renovación es una necesidad biológica, desde un cuadro de fútbol a una empresa, y, por supuesto, un partido político. ¿Por qué? Porque se necesita siempre un recambio generacional, que nuevas generaciones puedan asumir tareas, compromisos y responsabilidades», dice Sánchez.

Caggiani asegura que esto «no es una suplantación de generaciones», sino una labor en conjunto, ya que muchos continúan trabajando a nivel político partidario desde una militancia que fortalece.

Como ejemplo de esto señala a quienes militan con vistas al referéndum contra 135 de los 476 artículos de la Ley de Urgente Consideración, proyecto estrella del Ejecutivo encabezado por el centroderechista Luis Lacalle Pou, que se votará el 27 de marzo.

Esta consulta popular, que desde el oficialismo se ve como una especie de elección de medio mandato, es una nueva ocasión para la izquierda de medir la musculatura de sus bases, muy reforzada en 2021 cuando obtuvo las firmas necesarias para que la Corte Electoral la autorizase.

CHILE: REFERENCIA… PERO NO TANTO

Si se habla de renovaciones, es un hecho que una de las que más ha resonado en la región es el triunfo de Boric, líder estudiantil devenido en diputado, quien se convertirá en el mandatario más joven de la historia chilena y se unirá al reducido y selecto club mundial de presidentes mileniales.

Sánchez asegura que lo que allí pasó es «una experiencia bien interesante», de la que se puede aprender mucho, por la forma en que hubo un proceso de recambio en el que los jóvenes llenaron «el vacío» generado en el sistema político.

Por su parte, Caggiani hace hincapié en que en Chile la institucionalidad partidaria «casi no existe» y hay una fractura del sistema de partidos a partir de una crisis muy importante del sistema económico y social.

Explica que en Uruguay, el FA tiene un proceso «mucho más de trabajo institucional» y 50 años de labor como fuerza política que le permitió estar en el gobierno y en la oposición teniendo «ductilidad» para ser una herramienta que la ciudadanía refrenda en las elecciones.

Mientras tanto, Sabini resalta que en el país vecino hay un proceso «muy interesante», del cual espera mucho, aunque dice que los cambios en su tierra son distintos y «más a la uruguaya».

EL FUTURO CERCANO

Tras 15 años de gobierno y la derrota en las elecciones de 2019, los senadores también hablan de lo que afrontará el país en el futuro.

Aunque en un pasado lejano Uruguay tuvo presidentes muy jóvenes y pese a que el actual mandatario, Luis Lacalle Pou, llegó al cargo el 1 de marzo de 2020 con 46 años, es una realidad que varios alcanzaron la jefatura de Estado con una edad avanzada.

Sabini dice que Uruguay podría tener un próximo presidente «no de 30 años, pero tampoco de 70», en referencia su compañero de sector e intendente (gobernador local) de Canelones, Yamandú Orsi (54 años), al que todas las quinielas sitúan como próximo candidato presidencial de la izquierda.

Mientras, Caggiani, que también apoya esa opción, subraya que a la sociedad uruguaya deben ofrecerle una fuerza política de alternativa «con liderazgos importantes y diversos».

Santiago Carbone

EFE

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