Washington, 26 febrero.- El príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, aprobó la operación para asesinar al periodista Jamal Khashoggi en 2018, confirmó este viernes un informe redactado por los servicios de Inteligencia de EE.UU.
«Evaluamos que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed bin Salmán, aprobó la operación en Estambul, Turquía, para capturar o matar al periodista saudí Jamal Khashoggi», dice el documento, de dos páginas, publicado por la Oficina de la Directora de Inteligencia Nacional de EE.UU.
El informe agrega que esta evaluación se basa en el control por parte de Bin Salmán del proceso en la toma de decisiones en el reino, así como en la implicación directa de asesores y miembros de la seguridad del príncipe heredero en el asesinato, y en su apoyo al uso de medidas violentas para acallar a disidentes en el extranjero.
«Desde 20217, el príncipe heredero ha tenido un control absoluto de las organizaciones de seguridad y de Inteligencia del reino, lo que hace altamente improbable que funcionarios saudíes llevaran a cabo una operación de esta naturaleza sin la autorización del príncipe», subraya el texto.
Acto seguido, el informe incide en que durante la época en que el periodista fue asesinado Bin Salmán probablemente fomentó un ambiente en el que sus asistentes temían fracasar en los cometidos que se les encargaba, ante la posibilidad de ser despedidos o arrestados.
«Esto sugiere que es improbable que los ayudantes cuestionaran las órdenes de Mohamed bin Salmán o que emprendieran acciones delicadas sin su consentimiento», reza el texto.
Asimismo, añade que en el equipo que llegó a Estambul el 2 de octubre de 2018 para matar a Khashoggi había funcionarios que «trabajaban o estaban relacionados con el Centro Saudí para Estudios y Asuntos de los Medios de Comunicación (CSMARC, en inglés) en la Corte Real».
En aquella época, dicho centro estaba dirigido por Saud al Qahtani, que la Inteligencia estadounidense identifica como un asesor cercano a Bin Salmán, quien en 2018 afirmó públicamente que nunca tomaba decisiones sin la aprobación del príncipe.
El escuadrón de asesinos también incluía a siete miembros del equipo de seguridad personal de Bin Salmán, conocido como Fuerza de Intervención Rápida, una rama de la Guardia Real saudí encargada de proteger al príncipe heredero y que únicamente responde a sus órdenes.
Khashoggi, de 59 años, residente en EE.UU. y colaborador del diario The Washington Post, era un gran crítico de la familia real saudí.
El 2 de octubre de 2018 entró en el consulado saudí en Estambul, del que nunca salió: fue asesinado por un grupo de personas, que mutilaron su cuerpo, que nunca ha sido recuperado.
En declaraciones a los periodistas este viernes antes de la publicación del informe, la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, señaló: «Creo que hay una serie de acciones que están sobre la mesa», sin ofrecer más precisiones.
El presidente, Joe Biden, conversó este jueves telefónicamente con el rey saudí, Salmán bin Abdulaziz, antes de la difusión del documento.
En el comunicado sobre la llamada distribuido por la Casa Blanca no se hacía alusión alguna a Khashoggi, y en su lugar apuntaba que ambos hablaron «de los esfuerzos (…) para poner fin a la guerra en el Yemen», y que Biden reafirmó el «compromiso de EE.UU. en ayudar a Arabia Saudí a defender su territorio ante los ataques de grupos alineados con Irán».
En Arabia Saudí, ocho individuos fueron condenados por la muerte de Khashoggi y cinco de ellos fueron sentenciados a la pena capital. Más tarde esas sentencias fueron conmutadas por la pena de 20 años de prisión.