Ingeniero aeroespacial: “Nuestra misión ante el coronavirus es sobrevivir y no contagiar”

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Entre junio de 2010 y noviembre de 2011 el proyecto Mars 500, de la Agencia Espacial Europea (ESA), simuló un viaje interplanetario a Marte. En el experimento, seis personas de distintos países se confinaron voluntariamente durante 520 días en una base espacial ubicada a las afueras de Moscú (Rusia). Los científicos de la ESA buscaban entender cómo los humanos pueden adaptarse psicológicamente a aislamientos prolongados. “Para nosotros salir del módulo equivalía a acabar la misión y morir en el espacio exterior”, cuenta Diego Urbina, ingeniero aeroespacial colombo-italiano que participó en este experimento y da algunas recomendaciones para soportar mejor la cuarentena que enfrentan millones de personas en el mundo a causa de la pandemia del coronavirus.

Si bien su encierro tenía una fecha final, se trataba de un aislamiento prolongado en un espacio de 180 metros cuadrados sellado y compartido por todos los miembros de la misión. Su habitación era una cabina y aunque existían otros lugares dentro de la nave como una zona de esparcimiento y de alimentación, sin ventanas, ni Internet y duchas solo cada 10 días, debían arreglárselas para cumplir con los experimentos de la misión y sobrevivir a la rutina.

Ante las cuarentenas en España, Reino Unido, Argentina y Colombia, entre otros países, Urbina asegura que es útil pensar en estas como una misión, la de sobrevivir como sociedad al contagio del coronavirus. “En una misión al espacio hay que proteger a tus compañeros de tripulación”, dice, y en eso, el aislamiento por la pandemia se le parece. “Es una especie de misión, solo que esta es sobrevivir y no contagiar. En una misión uno tiene mucho cuidado de no lastimarse a uno mismo y no lastimar a los demás”, agrega. Por eso, a pesar de que las medidas nos invitan a aislarnos, él cree que la respuesta a esta pandemia es el pensamiento colectivo hacia el logro de un objetivo. Sus palabras, considera, podrían servir a los padres que deben explicar a los niños las razones del encierro, pero también a los adultos que insisten en salir a las calles sin importar el virus.

Parte de la supervivencia, dice Urbina, pasa por estar bien preparados, tener a mano medicinas y alimentos, pero siempre debe existir una condición: el resto de la tripulación no puede quedar desabastecida. “Hay que entender que todos estamos en la misma misión, nuestros vecinos, toda la ciudad. No podemos acumular todas las cosas del supermercado porque ellos también las necesitan. Se recomienda comprar por periodos de una semana, o dos máximo, para que haya para todos”.

Ponerse metas y escribir cartas largas
Durante la simulación del viaje a Marte, los voluntarios trabajaban y hacían experimentos programados. Uno de ellos consistía en una caminata espacial dentro de la base, para la cual iban con trajes de astronauta. Usando ese símil, el ingeniero dice que salir a hacer la compra de víveres puede ser como una caminata espacial donde es preciso ser cuidadoso. “Cuando se hace una caminata espacial cada movimiento es premeditado. Igual al hacer la compra, es mejor no tocar muchas cosas y luego, al terminar la caminata lavarse bien las manos”.

Una de las conclusiones de la ESA es que “los sentimientos negativos que atormentaban a la tripulación variaban en duración”. Sin embargo, las actividades que los hacían pensar en la posibilidad de aterrizar en Marte, es decir, de cumplir el objetivo, causaban respuestas más positivas. La etapa “feliz” duraba de dos a tres meses y luego aparecían los sentimientos de inercia y monotonía cuando se acercaba el aterrizaje en Marte.

Para las cuarentenas, Urbina recomienda ponerse objetivos alcanzables pero no llenar el tiempo de actividades. «Hay que tener horarios de descanso”, recomienda. Durante su aislamiento él se propuso leer todos los libros de Gabriel García Márquez. Terminó once y aprendió a dibujar. Asegura que ese tiempo valioso es lo que más extraña después de salir del experimento, así que sugiere aprovechar esos días para hacer el curso que siempre quisimos o leer el libro que permaneció en la pila al lado de la cama para cuando tuviéramos tiempo.

Y aunque es sano tener una rutina, Urbina recomienda romperla con actos simples. “Hay que buscarse un ritual. En Mars 500 podíamos tomar una sola ducha cada 10 días y ese era el momento más esperado. En este caso puede ser tomar un té u otra actividad sencilla que se convierta en un momento especial”, recuerda. Incluso, limpiar la nave espacial se volvía para ellos un momento de diversión que se potenciaba cuando sumaban la música. Por simple que parezca, hacer aseo de la casa escuchando música, es otra de sus recomendaciones.

Millones de personas en cuarentena recurren a chats, memes, gifs, mensajes de Twitter y Facebook, pero el miembro de la simulación Mars 500 sugiere que lo más útil es escribir cartas o mails largos y recontactar a amigos y familia. En su caso, no tenían acceso a teléfonos ni Internet y se comunicaban solo a través de misivas que enviaban al psicólogo de la ESA y que él entregaba a su familia y amigos. “Escribir mensajes largos y cartas ayuda a reflexionar, a hacer introspección y permite un extra contacto humano pero más profundo que el que podemos tener hoy a través de Whatsapp”.

No siempre hay suficiente espacio en las viviendas pero, en la medida de lo posible, “es importante tener un balance del tiempo que estamos con otras personas, buscarnos un espacio propio”. Y hacer ejercicio porque con el confinamiento se acentúa aún más el sedentarismo. Si se tiene una máquina, quitar la ropa que siempre se le colgó; si no, acudir a ejercicios para espacios confinados como las flexiones de pecho con salto y palmada. “El ejercicio no solo nos sirve para evitar el sedentarismo sino que nos mantiene en buen estado cognitivo, de buen ánimo”, dice.

Convivir con desconocidos de distintas culturas era otro de los desafíos de Mars 500. Ver cómo se tramitaban los desacuerdos, cómo se trabaja en equipo era parte del experimento. Urbina dice que el gran esfuerzo es no perder el sentido del humor y celebrar las cosas más simples. “Eso se puede intentar durante la cuarentena. Preparar una comida, tener un detalle con los recursos limitados que podamos tener. Que una vez pase todo esto podamos mirar atrás y encontrar que en alguna medida el aislamiento nos enriqueció, que hemos ganado». Si logramos hacer eso y cuidar a otros, dice, será entonces como haber aterrizado con éxito en Marte.

Tomado de El País

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