La inseguridad preocupa en el Oriente Antioqueño

Los hechos que se han presentado durante el presente año en el Oriente antioqueño, nos lleva a recordar la época del conflicto armado en esta subregión. Hoy las comunidades exigen que haya presencia estatal para que se les garantice la vida e integridad.

Por: Yurany Alzate( @yuranyAlzate1 )

Antioquia, Colombia, 9 febrero de 2022.- El 2022 no inició con buenas noticias en el Oriente de Antioquia, pues la inseguridad en los municipios de esta subregión aumenta cada vez más sin que los entes gubernamentales hagan nada para detenerla. El microtráfico, hurtos a fincas, atracos, extorsión, las disputas por el territorio y las plazas de vicio, son las principales problemáticas que hoy deterioran la tranquilidad en este territorio.

Esas problemáticas ponen en jaque a la comunidad, pues son quienes quedan en medio de las disputas que se presentan por los negocios ilegales entre bandas delincuenciales. Finalizando el mes de enero, por ejemplo, se registraron cuatro asesinatos en Sonsón entre el sábado, domingo y lunes. Los homicidios fueron con arma de fuego y al parecer, estarían relacionados con la disputa por el control del tráfico de estupefacientes.

Las muertes ocurrieron en los corregimientos de Alto de Sabanas, La Danta y Los Medios. Las autoridades identificaron a tres víctimas: Esteban Arias Quiceno, Orlando Ossa y Juan Camilo Martínez.

Ese panorama con el que inició el año 2022 el Oriente de Antioquia, compuesto por 23 municipios es desolador y nos lleva a recordar la historia del conflicto armado en esta subregión.

Entre los años 1985 y 2012, en esta subregión con escasos 540.195 habitantes, fueron asesinados 14.997 seres humanos, y otras 145.467 personas, más de la cuarta parte de su población – entre hombres, mujeres, niños, niñas y adultos mayores – fueron desterrados de su lugar de vida.

El conflicto armado en el Oriente antioqueño, significó infinitos sufrimientos para las familias y personas, la ruptura de todo su tejido social, el empobrecimiento por pérdida del trabajo y de parte de sus cultivos y bienes, días o años de angustia, desempleo, incertidumbre, desarraigo, sentimiento de pérdida de la dignidad y segregación social.

El éxodo que ocurrió en el Oriente es como si de Bogotá hubieran sido expulsados, súbitamente y abandonando todos sus enseres y labores, dos millones de personas a razón de ciento cincuenta mil por año. Y esa cantidad de desterrados no incluye a miles de hogares que silenciosamente y sin registro oficial alguno abandonaron sus residencias.

La inseguridad que hoy se vive en el Oriente hace que vuelva a la memoria de las personas estos años de violencia que marcó el territorio. Las principales víctimas siempre han sido las personas dedicadas al servicio comunitario, que son quienes constantemente denuncian la violación de los derechos humanos.

Hoy las comunidades del Oriente exigen que el Estado les garantice una vida libre de violencias. No quieren que en el territorio solo haya presencia de la Fuerza Pública, sino también ofertas laborales, culturales, educativas y artísticas para poder habitar un territorio más seguro.

Cabe mencionar que Antioquia en general, se tiene que resolver muchos problemas de seguridad que continúan latentes en la sociedad. En este departamento, además  de las AGC o Clan del Golfo, hay otras amenazas latentes que desestabilizan el orden público: tres disidencias de las Farc, once frentes del Eln, una peligrosa expansión de bandas del Valle de Aburrá y una inseguridad rampante en las áreas rurales, donde se están perpetrando la mayoría de asesinatos pues la inseguridad rural,  va de la mano de la escasa presencia institucional, por ello se presentan tantos atracos a fincas y a los conductores en vías secundarias e intermunicipales.