Córdoba (España), 12 mayo de 2024.- Ya sea «nacido en Alcalá de Henares» o «natural de Córdoba», en España, las «raíces cordobesas» del ilustre escritor Miguel de Cervantes son «incuestionables», ya que no solo de allí son originarios sus ascendientes, sino que también pasó una parte importante de su niñez, en la que aprendió las letras y la picaresca que luego llevó a su obras, donde se esconden múltiples referencias a la ciudad.
Tras el reciente «debate resucitado» sobre el origen de Cervantes, que los historiadores ubican en Alcalá de Henares en 1547, el escritor, historiador y académico de Córdoba Manuel García Parody celebra que se haya puesto el foco de nuevo en los «orígenes cordobeses» del autor de ‘El Quijote’.
García Parody resalta a EFE que aquella controversia y la certificación de la «sangre cordobesa» de Cervantes animaron trabajos como los publicados en los comienzos del siglo XX, sobre los «apuntes genealógicos y biográficos» de la familia de Cervantes «fundamentados en documentos cordobeses».
Escritos publicados en el boletín de la Real Academia de Córdoba de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, en los que, basándose en su «estudio ímprobo» del Archivo de Protocolos Notariales de Córdoba, se pudo constatar la «evidente ascendencia cordobesa de Cervantes», con la figura relevante de su abuelo Juan de Cervantes, que «fue bachiller en leyes» y ocupó cargos importantes en la administración local de la época.
«Hay disparidad de opiniones sobre si su padre, Rodrigo de Cervantes, nació en Córdoba o no», señala García Parody, aunque sí está acreditado que se trasladó a la ciudad de sus progenitores alrededor del 1553, cuando Miguel de Cervantes tenía 6 años, para trabajar como «cirujano sangrador».
En esta línea biográfica, hasta el reconocido cervantista francés Jean Canavaggio afirmaba que Cervantes aprende en Córdoba «a leer y a escribir», la «picaresca» de la época y se «enamora del teatro» al ver las representaciones de «su amigo López de Rueda».
Considerado uno de los precursores de la dramaturgia del Siglo de Oro en España, a su entierro asiste Cervantes alrededor en 1565 en uno de sus múltiples viajes de regreso como recaudador.
Aunque la formación académica de Cervantes en estos años en Córdoba no está certificada, los historiadores locales apuntan a que aprendió letras en la academia del «licenciado Vieras» y pudo instruirse en un colegio de la Compañía de Jesús hasta 1563, cuando la familia se traslada a Sevilla antes de regresar a Madrid.
Pero en la extensa obra de Cervantes también se vislumbran referencias directas a la vida, lugares y personajes de la Córdoba de la época.
«Cervantes habla de los caballos cordobeses», cuyas caballerizas, las más antiguas de Europa, se construyen en 1570, y «cita a ilustres cordobeses» como el Gran Capitán, Luis de Góngora o el poeta Juan Rufo, autor de ‘La Austríada’, uno de los libros «que se libran de la quema que hacen el cura y el barbero en los primeros capítulos de El Quijote», recuerda.
La provincia de Córdoba también guarda una «estrecha relación» con Cervantes, donde las huellas cervantinas se pueden seguir, pero quizás el vínculo más significativo se encuentra en la localidad de Castro del Río.
Allí, el considerado príncipe de las letras españolas estuvo encarcelado en 1592 por problemas contables mientras recaudaba alimento para la Armada y cervantistas como el británico Geoffrey Stagg o el propio Canavaggio ubicaban la prisión como el lugar donde Cervantes imaginó y esbozó ‘El Quijote’.
Luis Ortega
EFE