Observadores del tema dicen que el núcleo del problema es que se haya permitido que tanto cupos como medallones puedan ser vendidos en un mercado privado. Al ser la asignación del permiso de usufructo de un bien común (en este caso vías y espacio público) no deberían haber derivado en propiedades privadas sujetas a especulación. Pero así fue y así es y ahora parece que será el propio mercado el que determine su valor o ausencia del mismo.