Yarumal: «Nos vacunaron a todos, muchos hemos huido, esto no lo soporta nadie»

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En el artículo «Balance del crimen en Yarumal: 65 homicidios y 8 plazas de vicio», presentado a finales de 2018 titulado, Análisis Urbano mostró cómo se encuentra el municipio de Yarumal respecto a los homicidios y al microtráfico, principalmente.

Según informaron las autoridades civiles —municipales y departamentales—, además de la Policía Nacional, desde el 14 de diciembre de 2018 no se han presentado muertes violentas. En lo referente al tráfico de drogas o microtráfico, las plazas de vicio pululan en Yarumal —ocho en total—, un tema que sigue pendiente y que no ha sido tocado con profundidad por la institucionalidad, entre otros, como la vacuna o la extorsión, que afecta al comercio en general.

«Nos vacunaron a todos, muchos nos hemos retirado de Yarumal, esto no lo soporta nadie»

Muchos comerciantes llegaron hace más de una década a Yarumal a montar sus negocios,  aunque el ambiente era algo tenso por la oleada de criminalidad y violencia que desencadena la siembre y el procesamiento de la coca. Los comentarios eran que allá y en el Bajo Cauca se trabajaba con droga. «A muchos nos fue bien, así transcurrieron los años, incluso los comerciantes nos reuníamos a hablar, la pregunta de rigor era quiénes estaban vacunados, porque el asunto de la extorsión no estaba generalizado, por ejemplo, algunos comerciantes aducían que sus negocios no clasificaban por ser muy pequeños», comenta un comerciante.

Algunos comerciantes, contactados por Análisis Urbano, reconocen que muchas veces sí fueron extorsionados, pero por delincuencia común. Las denuncias condujeron a capturas por parte del Gaula de la Policía.

Las dinámica cambiaron y hace cinco años empezaron a llegar unas personas a los negocios, tanto pequeños como grandes; estos personajes ya no eran delincuencia común, venían con lista en mano y en ella los nombres de todos los comerciantes de Yarumal. La presentación fue tajante: «Somos los que prestamos la seguridad por acá, así que ustedes los comerciantes deben sentirse seguros con nuestra presencia». Les dieron las indicaciones de que debían ir al Bajo Cauca, concretamente al municipio de Tarazá, a organizar todo, incluyendo la cuota a pagar mensualmente.

Los comerciantes recuerdan que desde ese día se instauró y masificó la vacuna, ya no eran unos pocos los extorsionados, eran todos, para desgracia del municipio.
«Llegamos a Barro Blanco, en Tarazá, allá me esperaban las personas encargadas de las finanzas»

Unos comerciantes relatan cómo fue el encuentro con la organización criminal que los vacunaba: «Bajamos a Tarazá y nos metieron en una zona en la parte rural del municipio llamada Barro Blanco, en el lugar estaban unos personajes que se identificaron como la parte financiera de la organización, nos pidieron una cuota mensual, algunos teníamos que pagar $200.000, otros $500.000 y así sucesivamente, los primeros cinco días de cada mes pasaban por la cuota a los respectivos establecimientos comerciales».

El argumento para no denunciar a estas personas, como se hizo con la delincuencia común, fue que los de ahora «son una familia muy grande y para poder trabajar “tranquilos” teníamos que pagar la vacuna».

Todos los habitantes del municipio, las autoridades locales y departamentales saben que en Yarumal todos los comerciantes pagan vacuna. Así se instauró en 2013 y así mantiene hoy, «régimen de terror y control».

Es tan grave la situación que algunos comerciantes se arriesgaron a denunciar y eso obligó a Policía y Fiscalía a actuar: «Algunos cobradores fueron capturados, al otro día llegaban otros más agresivos que los anteriores, el repuesto siempre estaba listo para reemplazar al caído».

Los comerciantes acogieron el lema: «Para poder trabajar hay que pagar la vacuna»; así fue y casi todos la cumplieron a cabalidad, el que no lo hacía se retiraba y vendía su negocio porque se cansaba de esta problemática; otros, muy pocos, se negaban a pagar y fueron asesinados.

Por ejemplo, hace unos años una señora de apellido Calle no quiso pagar la extorsión y con valentía denunció, a los pocos días la asesinaron. «Esa muerte fue ejemplarizante para muchos comerciantes; sumisión y silencio se sumaron al pago de la vacuna».

Las extorsiones no son estándar, como podría ocurrir en otros municipios, en Yarumal se paga de acuerdo con los ingresos, dicen los comerciantes entrevistados. «Las vacunas no son como en muchas partes, que uno escucha son igualitarias, acá el que tiene, más paga, esos criminales analizan el tipo de negocio y la forma de vivir para poder cobrar, las sumas de dinero que se pagan son grandes al igual que las del microtráfico por eso es tan atractivo nuestro municipio; súmele a eso que tenemos una Policía que no hace mucho para frenar estos delitos, parecen maniatados, parece que les ordenaran desde arriba sus jefes que se queden quietos, la nómina que les pagan los delincuentes parece ayudarles mucho».

Año 2018, se desató la violencia contra los jóvenes en Yarumal

Las cifras de homicidios en Yarumal, en relación con 2017, tuvieron un incremento del 233 % en 2018. En 2017 se presentaron 30 homicidios, mientras que en el 2018 se contabilizan 65, contando las 7 víctimas de la vereda La Estrella, en enero, y la muerte de los 3 geólogos de la Continental Gold en el corregimiento de Ochalí.

La violencia ha sido atroz, están matando muchos jóvenes por la disputas que hay sobre quién controla los negocios criminales en Yarumal. En el municipio han crecido la extorsión, el microtráfico, los pagadiarios, el control territorial y el constreñimiento a la ciudadanía, lo grave es que «la Policía conoce el tema y es poco lo que hacen, bajo bambalinas se habla que muchos de los uniformados incluyendo comandantes están en la nómina de los criminales», dice otro comerciante. «Hacen consejos de seguridad, hablan mierda todo el tiempo, pero nunca resuelven nada, el decir es que ellos, los policías, esperan que maten para recoger el cadáver, parecen con una actitud de sepultureros y trabajadores de funerarias, no como lo que debería ser: representantes de la ley colombiana», concluye.

«Denunciar no paga porque la protección por parte de la justicia no sirve»

El año pasado, en octubre concretamente, se realizó un consejo de seguridad presidido por el gobernador de Antioquia, Luis Pérez Gutiérrez, y solicitado por el alcalde de Yarumal. «El alcalde pidió un consejo de seguridad en el municipio por la situación de orden público. Hay una situación compleja. Los homicidios todos son fruto del tráfico local de estupefacientes y hay un problema de extorsión muy grande, pero la gente no denuncia y ese es un problema muy grande porque no hay registros», le explicó a BLU Radio el subsecretario de Gobierno de Antioquia, Hugo Parra.

Los argumentos del gobierno departamental y municipal son los mismos, no hay denuncias, no hay registro de extorsiones ya que la gente no colabora. En eso se escuda la Policía acantonada en Yarumal para mostrar sus pocos resultados; lo claro es que la institucionalidad en general sí reconoce que toda la comunidad en el municipio es víctima. Sin embargo, ante estas afirmaciones, algunos comerciantes afirman: «¿Para qué denunciamos si nada se va hacer? Desde el alcalde, pasando por el comandante de la Policía y la Fiscalía, saben qué pasa por acá; denunciar es peligroso; ellos, los criminales, tienen oídos en todas partes, usted denuncia y más tarda en llegar a su negocio que ellos saber y ahí mismo viene la amenaza o la matada».

Análisis Urbano conoció que muchas personas han presentado denuncias por extorsión, pero muchas veces las denuncias han quedado por fuera de los registros y, en otras, en las mismas audiencias dicen los nombres de los denunciantes lo que hace que estos queden en la mira de los criminales.

Para los comerciantes entrevistados la organización criminal que los tiene vacunados mayoritariamente son las AGC —o Clan del Golfo—, ellos fueron los que llegaron hace cinco años.

Los Urbanos, las AGC, bandas locales hacen presencia en Yarumal

En un informe publicado el 27 de noviembre de 2017, titulado «El Clan del Golfo se está devorando a Yarumal, Antioquia» mostramos lo que hace el crimen urbano y rural en este municipio. En el caso de las AGC, establecieron el control de una parte del municipio de varias formas: tienen territorio, cobran vacunas, manejan microtráfico, pagadiarios, regulan una parte de la violencia, ejecutan a quienes se les oponen o traicionan, amedrantan la administración municipal. La Policía pareciera no existir.

En el caso concreto de la extorsión, es real que todos pagan vacuna, nadie escapa al «impuesto de guerra» o, mejor decir, al «impuesto para sobrevivir». El que no paga se va o se muere, así de sencillo, siendo la ley de las AGC. Por ejemplo, los que trabajan en las chazas o conocidos también como venteros estacionarios, deben pagar cuotas que van desde los $20.000 hasta los $50.000 y en su orden están los taxistas, las empresas de transporte intermunicipal, los carniceros y los ganaderos; hasta ciudadanos contactados de manera selectiva están siendo extorsionados.

Como lo afirman los comerciantes entrevistados, la vacuna es variada de acuerdo con el negocio y el movimiento de dinero. Análisis Urbano ya había denunciado que se estarían pagando vacunas con cuotas desde los $500.000 hasta los $100.000.000 mensuales, e incluso se instaló la forma de pago que puede ser por todo el año, pagándola en febrero o diferida mes a mes, además del «aguinaldo navideño», que es la vacuna extra.

Pero no son solo ellos los que están en el municipio, en este también se mueven «Los Urbanos», así los hemos denominado en Análisis Urbano para mostrar cómo bandas del norte del Valle de Aburrá, confederadas en la Oficina del Valle de Aburrá, han buscado, desde principios de 2017, luego de la concentración de las FARC en las zonas veredales, expandir sus dominios para comprar y revender base de coca, así como el microtráfico, a través de plazas de vicio que funcionan mediante franquicias.

Esta poderosa estructura criminal, de acuerdo con la investigación que desde hace unos meses hemos desarrollado, cumple la función de coordinar el mercadeo de la base de coca, hacer conexiones con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), Los Caparrapos y posiblemente con las llamadas disidencias, además de administrar las plazas de vicio.

La presencia de Los Urbanos se ha identificado en los municipios de Ituango, Toledo, San Andrés de Cuerquia, Briceño y Yarumal, en donde están relacionados con rentas criminales de coca y oro, microtráfico y actividades comerciales, aparentemente legales, que les sirven de fachada.

También hay bandas locales como los Varelas que manejan la plaza de Cuatro Esquinas, la 70 y el puente de la Terminal. Ellos se han enfrentado a las AGC.

 La dinámica del crimen urbano-rural es clara en Yarumal, su estrategia se viene renovando en los últimos años. El problema hoy es mucho mayor para el Estado y su fuerza pública, no son solamente las disidencias, las AGC o Los Caparrapos, ahora entran al juego criminal «Los Urbanos» y la colonización del crimen trasnacional con rostro mexicano. Todos ellos están detrás de un gran negocio ilegal criminal y por lo tanto necesitan territorios, finanzas, músculo militar y relaciones en sectores de la institucionalidad y la política.

La Agencia de Prensa Análisis Urbano vuelve a proponerle al señor gobernador que realice un nuevo Consejo Departamental de Seguridad en el municipio de Yarumal y que esta vez lo inicie hablando con la comunidad afectada y después de esto con las autoridades, solo así sabrá qué pasa realmente allí. Es claro que en el anterior consejo de seguridad le ocultaron parte de esta cruda realidad.

Todavía hay tiempo para tomar medidas y desmantelar esta estructura paramafiosa y las bandas paramilitarizadas y de delincuencia común que operan en Yarumal. El  crimen urbano-rural y el crimen trasnacional sobrepasó hace rato las fronteras del Medellín metropolitano llegando hasta el Bajo Cauca, Urabá y México.