Por “Florentino Ariza”
Federico Gutiérrez Restrepo, alcalde de Medellín, venía reportando en el transcurso del año la reducción de los homicidios en comparación a los años pasados, llegando a ser marzo incluso, el mes con menos muertes violentas desde 1979.
Sin embargo, el crimen organizado de la ciudad alerta un reacomodo en sus estructuras debido a la cantidad de muertes violentas presentadas al cierre de julio: 54 homicidios en total; la cifra más alta en lo que va corrido de 2017. Los preocupantes hechos en materia de seguridad no solamente obedecen a la cantidad de asesinatos presentados en julio, amenazas que circulan en algunos sectores de Medellín, como Robledo Aures, El Diamante y Villa Sofía en la comuna 7, evidencian unas fracturas dentro de las grandes estructuras criminales como La Oficina y el Clan del Golfo —o AGC—, al mismo tiempo que señalan un resquebrajamiento del llamado pacto del fusil.
Las autoridades de la ciudad, en cabeza del acalde, siguen anunciando un combate directo hacia los grupos criminales, al mismo tiempo que reportan capturas, como las que se presentaron la semana pasada en contra de 32 personas pertenecientes a los combos de La Agonía y San Pablo.
A pesar de esto, sigue existiendo incertidumbre en temas relacionados con el orden público debido a la reciente captura del secretario de Seguridad de Medellín, Gustavo Villegas, por tener una relación con las bandas delincuenciales de la ciudad, lo que según la Fiscalía favorecía a la administración municipal para reducir los índices de violencia.
Pero el debate que atraviesa a Medellín no solo es de legitimidad, sino que además es de ética y de responsabilidad política. Aunque los esfuerzos de la alcaldía de Federico Gutiérrez han estado dirigidos a la seguridad, que su secretario encargado del tema sea capturado no lo deja muy bien parado y más aún si se le suma a esto que la reducción de los índices de violencia se deben al parecer a un connivencia con el crimen.
Precisamente el fraccionamiento de la llamada Oficina puede estar relacionado con la captura de Villegas, debido a que sectores de la Oficina de San Pablo y de la banda conocida como La Terraza estaban negociando un sometimiento a la justicia con la administración municipal. Los enemigos de estos procesos de negociación dentro de las organizaciones que delinquen en Medellín estarían apelando a la fuerza para entorpecer la capitulación a la justicia por parte algunas estructuras del crimen organizado de la ciudad. El ala de la Oficina liderada por Carlos Chata o Tom, el hombre más buscado del Valle de Aburrá y principal aliado del Clan del Golfo en el Área Metropolitana, serían los principales opositores de estos procesos de negociación urbana.
Mientras tanto, algunos sectores herederos de la facción de alias Sebastián serían los más interesados en negociar un sometimiento de algunas oficinas urbanas de la criminalidad.
Sectores del crimen con grandes poderes en los barrios de Medellín y en muchos de los municipios de Antioquia, que de enfrentarse desatarían una ola de violencia similar o mayor a la que se ha presentado en el último mes, en el que reaparece también el debate sobre la existencia de las casas de tortura. Recordemos que el pasado jueves, 27 de julio, fueron encontrados en el barrio Carlos E. Restrepo dos cuerpos con signos de tortura y envueltos en papel chile en la maleta de un taxi, evidenciando nuevamente la existencia en la ciudad de casas destinadas para torturar y asesinar, tal y como lo ha denunciado en anteriores ocasiones la Agencia de Prensa de Análisis Urbano.
En abril de este año se conoció sobre una de estas casas en la vereda La Peña del municipio de Guatapé, en donde miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) seccional Antioquia, hallaron muestras de tortura, las paredes recién pintadas y el piso lavado con ACPM. El inmueble estaba relacionado con miembros de la Oficina.
En 2015 fue la primera vez que se abrió el debate en el país sobre la existencia de las casas de pique o de tortura, año en el que se reportaron 24 cuerpos desmembrados. Al parecer esta también ha sido una forma de asesinar y de desaparecer en el Valle de Aburrá, la aparición de cuerpos con signos de tortura evidencia que la existencia de estos lugares tétricos son una realidad ignorada por la institucionalidad.
54 muertos, 2 de ellos torturados, son el preocupante balance que nos deja julio en seguridad. Esperemos que los coletazos de la captura de Gustavo Villegas y el reacomodo del crimen organizado de la ciudad puedan ser contrarrestados efectivamente desde la administración municipal, en cabeza de Federico Gutiérrez, quien ha sido limitado en sus palabras para asumir la responsabilidad política que le compete por la captura de su secretario.
Fuentes:
https://analisisurbano.org/mensaje-de-terror-julio-el-mes-con-mas-muertos-en-medellin
https://analisisurbano.org/casa-de-pique-en-guatape-antioquia-pareciera-que-si
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