En el periódico el Mundo, en su edición de hoy, en el artículo titulado, Pactos de paz en Medellín: “débiles” e “insípidos” Autor: Andres Fernando García Hernández 28 de Julio de 2013.
En dos párrafos se afirman cosas que no fueron expuestas por mí.
El texto presentando en el blog Aanalisisurbano.com.co “EL Pacto del fusil entre criminales, fue acordado en el “Medellín Metropolitano” En lo que hace referencia a la desmovilización parcial de los Bloques Nutibara y Héroes de Granada y el periodo de la paratranquilidad urbana, conocida como la “Don Bernabilidad” , sólo habla de que el señor Sergio Fajardo, fue Alcalde de Medellín en ese momento histórico. Nunca se dijo que él había pactado con alias “Don Berna” esto.
El articulo expone que:
No hubo pacto
Fernando Quijano, director de Corpades, comparó estos acuerdos con el sonado pacto entre Sergio Fajardo y alias “don berna”, durante la vigencia 2003-2007. Sin embargo, Jaime Jaramillo Panesso, analista del conflicto armado, desmintió ese pacto, que calificó como una mentira histórica, y manifestó que en ese entonces, Fajardo y alias “don berna” actuaron separadamente. Periódico el Mundo.
Esto es lo que planteo
¿Por qué denominarlo el pacto del fusil?
En la reunión efectuada entre los mal llamados “Urabeños” y la “oficina” quedo claro que la tregua se haría respetar militarmente, lo que significa que nadie podrá salirse de ella, porque correría el riesgo de ser sometida militarmente.
Esta forma de pactar militarmente, tiene su antecedente en la llamada época de la paratranquilidad urbana o “don bernabilidad” cuando se dio la desmovilización parcial del Bloque Cacique Nutibara y el Bloque Héroes de Granada, que pertenecían a las Autodefensas Unidas de Colombia, una confederación de grupos de paramilitares y mafiosos que hacían presencia en buena parte del territorio colombiano.
La Administración Municipal de Medellín, en ese entonces la encabezaba el señor Sergio Fajardo Valderrama, como Alcalde de la ciudad (2003-2007).
El pacto entre criminales donde se regulaba el crimen y la violencia se hizo con el fusil apuntando a los jefes de bandas y sus miembros, quien no aceptara la orden era asesinado inmediatamente, incluso la familia pagaba con la vida el no cumplimiento de la orden impartida por Diego Fernando Murillo Bejarano alias “Don Berna”.
La actual tregua entre criminales, no ha sido la primera y al parecer no será la última, desafortunadamente para la ciudad, demuestra una vez más que la agenda de seguridad, convivencia y pacificación de Medellín e incluso del conjunto del Valle de Aburrá, sigue teniendo como protagonista y líder a las estructuras paramilitares y mafiosas.
Frente a la participación de funcionarios públicos en la reunión entre estructuras paramafiosas, en el artículo se plantea que:
Quijano aseguró que aunque la Alcaldía ha desconocido estos pactos, funcionarios de la actual Administración habrían participado del encuentro entre “los urabeños” y “la oficina”. Periódico el Mundo.
Esto es lo que planteo
Durante meses la institucionalidad negó abiertamente la existencia de acercamientos con las estructuras paramafiosas de la “oficina” y los mal llamados “Urabeños” y obviamente con las 350 bandas que le sirven a estas.
Al parecer el Alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria Correa, estuvo al margen de este acuerdo criminal, no significa que funcionarios de la Administración Municipal, no hubieran participado, lo que no se sabe es, a nombre de que o quien estos funcionarios lo hicieron.
En todo caso, lo que se rumoraba termino siendo realidad, ya que el 14/07/2013 se realizó en un sitio no determinado del Valle de Aburrá, la gran cumbre entre toda la “oficina” y los mal llamados “Urabeños”, de la “oficina” asistieron todos los lugartenientes de cada una de las cabezas de esta organización criminal y del lado de los “uras” estuvo su encargado militar en lo urbano.
El texto completo del artículo publicado hoy en el Periódico el Mundo
Peace treaties in Medellín: “weak” and “insipid”
Pactos de paz en Medellín: “débiles” e “insípidos”
Autor: Andrés Fernando García Hernández, 28 de Julio de 2013
En varios momentos Medellín ha sido escenario de treguas, pactos o acuerdos de no agresión entre estructuras delincuenciales que delinquen en la ciudad. Hoy la ciudad se encuentra nuevamente en medio de estos consensos entre organizaciones ilegales.
Foto: Esneyder Gutiérrez Cardona
Varios partidos se han jugado para sellar los pactos de paz anunciados por los combos. En la foto uno de los encuentros deportivos realizados en Belén Rincón.
Hace dos semanas se pactó la paz entre los combos de Belén Rincón. El pasado viernes, luego de una asonada, ocurrió lo mismo entre los grupos delincuenciales que delinquen en los barrios El Limonar 1 y 2, del corregimiento San Antonio de Prado. Ese mismo día, una marcha realizada en el barrio Juan XXIII, llamada “paz y unidad”, sirvió para sellar el acuerdo de no agresión entre los combos “La Divisa” y “La Quiebra”, que hacen presencia en la Comuna 13.
En la mayoría de los casos, los muchachos -integrantes de los combos- manifestaron estar cansados de la guerra y de que la gente los mire con miedo. Ellos aseguraron que quieren ver a los niños yendo tranquilos a estudiar y vivir en sana convivencia con quienes en la infancia fueron sus compañeros de escuela y a la vez, por varios años, sus rivales.
Al respecto, las autoridades civiles y policiales de Medellín dijeron conocer las alianzas que hay entre diferentes organizaciones delincuenciales, pero desconocieron los llamados pactos de paz. “Eso es algo que yo no puedo negar ni aseverar pero es probable que se presenten en medio del reacomodamiento de fichas de la delincuencia ante el ataque que la institucionalidad está haciendo”, señaló Aníbal Gaviria Correa, alcalde de Medellín.
En ese mismo tono se pronunció el general José Ángel Mendoza, comandante de la Policía Metropolitana, quien precisó que él solo conoce los pactos que hay entre la Alcaldía y la Policía para repeler a las organizaciones delincuenciales.
“Lo único en lo que nos centramos es en atacar a la delincuencia y en evitar que se generen las dificultades que suelen generar. La Policía no está atenta a ese tipo de cosas, estamos atentos es de los problemas que ellos generan para atacarlos de manera frontal”, puntualizó el general Mendoza.
Sin embargo, las comunidades están complacidas con los anuncios de paz. Quieren que sean permanentes aunque, en el caso de Belén Rincón, se escucharon rumores de que el pacto terminaría en agosto, pero la voluntad de los muchachos parece firme, pues ellos también desean que el pacto se mantenga indefinidamente.
“La decisión la tomaron los altos mandos. Ellos no le han puesto fecha a la tregua, solo dijeron que esta se romperá si alguno de los bandos la incumple”, aseveró uno de los asistentes a un partido de fútbol jugado el pasado 15 de julio y en el que se selló el acuerdo en Belén Rincón.
“Hay que apoyarlos”
Jaime Jaramillo Panesso, analista del conflicto armado, ve con buenos ojos estos pactos, pero afirma que sin una veeduría de la institucionalidad, en este caso la Alcaldía, los mismos podrían fracasar y romperse en cualquier momento.
“Si no hay acompañamiento, los pactos terminan siendo temporales. Los muchachos acuerdan no ser ofensivos, pero la falta de veeduría puede generar el rompimiento de los acuerdos con mucha facilidad”, indicó Jaramillo Panesso.
Y esa falta de acompañamiento se debe al temor de la institucionalidad al señalamiento de ser cómplice de los delincuentes, explicó el analista, quien considero esa actitud como una falta de olfato político, pues esos acuerdos le permiten a las instituciones ganar confianza para luego proceder a la desmovilización o al sometimiento.
Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social -Corpades-, también está a favor del acompañamiento que la institucionalidad le debe brindar a estos pactos, que a su juicio son insípidos y en cualquier momento puede venir un tercer actor que elimina la tregua.
“La agenda de paz, seguridad y convivencia no la pueden tener los criminales. Ellos deberían estar sometidos a la agenda de paz de la institucionalidad y de la sociedad, pero como ellos ya pusieron la tregua, se debería hacer algo sobre ella para afianzar el proceso de paz en la ciudad”, indicó Quijano.
Pero la institucionalidad insiste en que no tiene la competencia para promover o apoyar pactos o negociaciones con organizaciones criminales o delincuenciales. “Nuestra política no es la de promover pactos o negociaciones con estas organizaciones, sino la de aplicar la autoridad y la justicia”, recalcó Jorge Mejía Martínez, secretario de Gobierno de Medellín.
El funcionario recalcó que quien tiene la competencia para acompañar este tipo de acuerdos es el Gobierno Nacional y aseguró que hasta el momento la Alcaldía no ha tenido ningún acercamiento con la Presidencia de la República para tratar este tema.
No hubo pacto
Fernando Quijano, director de Corpades, comparó estos acuerdos con el sonado pacto entre Sergio Fajardo y alias “don berna”, durante la vigencia 2003-2007. Sin embargo, Jaime Jaramillo Panesso, analista del conflicto armado, desmintió ese pacto, que calificó como una mentira histórica, y manifestó que en ese entonces, Fajardo y alias “don berna” actuaron separadamente.
“Ellos actuaban separadamente. No hubo acuerdo, sino que cada uno hizo lo que le correspondía a cada cual en su actividad. Todo fue una coincidencia no pactada”, concluyó Jaramillo Panesso.
El pacto del fusil
Según Fernando Quijano, director de la Corporación para la Paz y el Desarrollo Social -Corpades-, en un encuentro realizado el 14 de julio pasado entre miembros de “los urabeños” y “la oficina” se acordaron las reglas para parar la confrontación armada entre ambas estructuras.
Durante el encuentro se pactó que ninguno de los bandos podrá salirse de la tregua, porque correría el riesgo de ser sometido militarmente.
Asimismo, se acordó que los pactos tendrían vigencia en los territorios donde hacen presencia las dos estructuras, además, las partes se comprometieron a desactivar los conflictos armados en las comunas 6, 7, 8, 9, 10, 13 y 16; y en los corregimientos San Cristóbal, Altavista y San Antonio de Prado, de Medellín; y El Manzanillo, del municipio de Itagüí.
Quijano aseguró que aunque la Alcaldía ha desconocido estos pactos, funcionarios de la actual Administración habrían participado del encuentro entre “los urabeños” y “la oficina”.