Don Ómar y su prontuario criminal en La Candelaria

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La captura de Ómar Darío Mazo Monsalve, alias Don Ómar, dueño de las plazas de vicio de la Avenida de Greiff, sector identificado como el «Bronx de Medellín», es el resultado de la protección oficial con que ha contado la delincuencia y las 35 Convivir que operan en la comuna 10, La Candelaria.

En 2014, con la guerra de las Convivir, la Agencia de Prensa Análisis Urbano reveló el perfil de Don Ómar, quien estaba inmerso en la guerra que se vivió internamente en las 35 estructuras cuando se alinearon los subjefes que disputaban la supremacía del bajo mundo por la necesidad de controlar una de las comunas más prósperas, la que más finanzas le genera al crimen. Eran los tiempos del Mono Picacho, Diadema y Pablo Carnero, jefes que atizaron la guerra en el centro de la ciudad.

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Luego de la firma del Pacto del Fusil, en julio de 2013, se vivió una tensión interna en el centro de Medellín y salió a la luz pública el perfil de quienes concentran el poder en la comuna 10: Don Ómar, Don Pedro, John y Don Hernán, jefes del tráfico de droga, protegidos por las Convivir —aparato semilegal que protege los negocios criminales y otorga positivos a miembros de la Policía en la estación Candelaria y otras estaciones.

En ese momento, junio de 2014, Análisis Urbano publicó el perfil más completo sobre Don Ómar, con ubicaciones y centro de expendio de drogas, entre ellos 20 hoteles:

Este jefe del microtráfico se moviliza en un carro blindado y tiene su centro de operaciones en un lugar conocido como «El Parqueadero», ubicado cerca a la Plaza Minorista y la bomba de gasolina del sector, cuya fachada funciona como compraventa de automotores. Su anillo de seguridad está conformado por ocho personas, cuyo jefe de seguridad es alias Jaime o el Flaco. De este esquema de seguridad, presuntamente, también harían parte miembros de la Sijín. Todos portan fusiles de alto calibre y cuidan El Parqueadero de día y noche. (Análisis Urbano, 2014)

Las relaciones de Don Ómar con agentes de la Fuerza Pública, que estarían en la nómina paralela, fueron denunciadas en su momento por Análisis Urbano:

Una fuente cercana […] relató que éste personaje presuntamente controla una parte de la estación de la policía de La Candelaria, les paga la nómina los viernes, lo hacía en el parqueadero, ya se cuida un poco más y no lo hace tan seguido ahí. Unos policías llegaban uniformados y otros de civil. Les daba 50 mil pesos a los que llegaban como «rasos», como sin rango, a veces ni los conocía, sólo les pedía que se quitaran el casco, las gafas y les preguntaba si ya les habían informado como era la vuelta, a lo que le respondían que sí y recibían el dinero; pero también llegaban unos carros de la policía, unas patrullas, a estos les daba 300 mil pesos, pero no se acercaban a hablar con el jefe, Don Ómar les mandaba la plata hasta el carro, lo que significaba que eran de mayor rango. (Análisis Urbano, 2014)

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Los ajustes de cuentas también son parte del accionar de Don Ómar, quien todo lo resuelve con muerte. Una fuente de Análisis Urbano relató que incluso llegó a asesinar a alias el Bizco, su jefe de sicarios, porque le robó un arma para venderla en el mercado negro. Don Ómar lo vio por las cámaras de seguridad y, al día siguiente, le pidió el arma bajo la excusa de cambiársela por otra mejor. Una vez desarmado lo mató.

Las casas de tortura, otra actividad del crimen, funcionaban cerca de El Parqueadero. Allí torturaban y desmembraban a los que consideraban enemigos o a quienes tenían orden de desaparecer. Uno de los casos fue la pareja que se encontró desmembrada y en bolsas detrás de la Plaza Minorista, cerca de la autopista paralela al río Medellín: «Eran tres personas, dos hombres y una mujer. Habían pasado como tres veces por el frente de El Parqueadero, entonces le avisaron al viejo y este salió a mirar. Pidió que se los trajeran. Gente de la Sijín los detuvieron, les hicieron una requisa y a la mujer le encontraron un “38” en el bolso. Ellos mismos metieron a esa gente al parqueadero y se la entregaron a Don Ómar. Lo que pasa es que la mujer del viejo había tenido problemas con gente del cartel de Cali. Uno de ellos se voló. A los otros esa noche los movieron a una casa del terror de donde salieron picados. Un carretillero los trasladó en bolsas y los llevó detrás de la Minorista, a la autopista del río y ahí los dejaron. Al otro día se encontraron los cuerpos». Así lo relató un delincuente que trabajó para Don Ómar.

En octubre de 2015, en la publicación «El nuevo operar de las Convivir en el centro de Medellín», revelamos el perfil de Don Ómar, quien tenía su centro de operaciones entre el Hotel Nutibara y la avenida de Greiff, siendo presuntamente un exsargento de la Policía y dueño —al parecer— de una empresa de vigilancia. Sus hombres de confianza serían alias Fernando, que opera cerca al acopio de buses del aeropuerto, Echavarría, hermano de este último.

Luego del operativo del Bronx, en Bogotá, desde Corpades y Análisis Urbano se inició en 2016 un trabajo para identificar qué sectores de Medellín tenían características similares, por lo que en la nota «El Bronx de Medellín» se identificó como jefe del sector de la avenida de Greiff y sus alrededores —por donde deambulan los consumidores y habitantes de calle— a un patrón que maneja el 30 % del tráfico de droga, conocido como Don Ómar, quien controlaba desde ese bajo mundo las plazas de San Benito, La Candelaria, El Raudal, La Veracruz, la plazuela Rojas Pinilla y los alrededores del Museo de Antioquia y la Plaza Minorista.

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En los últimos cinco años, hasta su captura hace unos días, Don Ómar controló el crimen y la venta de alucinógenos en la avenida de Greiff, un espacio de la ciudad que estuvo a la vista de las autoridades y de los políticos sin que se tomaran acciones. Tal vez hubo complicidad —es innegable— por parte de quienes estuvieron en la nómina paralela, hecho que está por investigarse y revelarse.

La acción conjunta de la Policía, la Fiscalía y el alcalde Federico Gutiérrez dio un golpe contundente, no a las finanzas del crimen, sino a la cúpula de las Convivir de la comuna 10. Las finanzas siguen ahí, pese a la demolición de las guaridas donde los habitantes de calle se hartaban de basuco. El animal sigue vivo.

Apunte Urbano

Desde 2014 hemos denunciado la existencia de alias Don Ómar y apenas hace pocos días fue capturado. Su relevo en el negocio criminal ya está trabajando. ¿Quién responde por cuatro años de omisión y complicidad con alias Don Ómar? Parece que en Medellín a los criminales de alto nivel se les guarda para momentos precisos, como este, cuando el presidente Iván Duque anuncia la campaña contra el crimen en todo el país: «El que la hace, la paga», que comprende 100 días en que se atacará directamente extorsión, microtráfico, entre otros. La acción la liderará la Policía Nacional.

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