En Bello la violencia se pasea fuertemente en medio de la pandemia de la Covid-19; los homicidios aumentan, no para la confrontación armada entre la banda
Niquía-Camacol y la estructura criminal de El Mesa, enfrentados a Pachelly, poderosa organización criminal que tiene sus tentáculos extendidos en el norte del
Valle de Aburrá y otras subregiones como Bajo Cauca, Nordeste, Norte y Occidente de Antioquia. El Mesa, a su vez, hace presencia en varias ciudades por fuera del departamento, incluyendo Bogotá.
En las últimas horas se registraron tres homicidios, entre ellos el de una mujer. El primer caso ocurrió en el barrio conocido como La Divina Providencia, entre la
diagonal 60A y la avenida 37B, a las 10:07 p. m. del 13 de abril. La víctima corresponde al nombre de José David Ospina Garzón, asesinado con arma de
fuego.
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El otro registro es de un doble homicidio ocurrido en las horas de la mañana en el barrio El Trapiche, cerca al CAI de Valadares; allí fueron asesinados con arma de fuego dos jóvenes, un hombre y una mujer.
Hasta el momento se han registrado más de 36 homicidios en Bello en medio de la cuarentena, las desapariciones superarían los 28 casos.
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Bello se encuentra bajo tres fuegos poderosos que hasta ahora las autoridades no han podido controlar. A estos se suma la pobreza extrema que, en tiempos de cuarentena, prende alarmas sobre las condiciones sociales de vida en el municipio, pues en el rebusque por su superación se alimenta el coronavirus y se recrudece la violencia.
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