Más operativos inflados, más falsos positivos, más Chivos fortalecidos

FECHA:

Antioquia, 17 septiembre de 2021.- Al brigadier general Javier Josué Martín Gámez, nuevo comandante de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá, sus subalternos en Medellín le dieron una bienvenida como solo ellos saben hacerlo. Lo hicieron salir a los medios de comunicación para anunciar la captura del súper duro de una banda que, como esa institución lo ha anunciado en varias ocasiones, ya estaba desmantelada.

Pero no, la banda no está desmantelada ni el capturado es un fuerte del narcotráfico. Se trata simplemente de un mando medio, un líder de zona, que no le da para ser capo porque ni los enemigos lo conocen.

(En contexto: Los Chivos cogobiernan sin importar la presencia institucional Artículo publicado en el año 2016.)

Se trata de alias Bola, de 31 años de edad, quien ya estuvo en prisión entre 2016 y 2019 y quien fue capturado este miércoles 15 de septiembre en el municipio de Guatapé, Oriente antioqueño. Lo presentaron como un importante cabecilla de los Chivos, banda que tendría una alianza con la organización el Mesa, del municipio de Bello, y que delinque en el corregimiento de Altavista.

Foto cortesía de la Alcaldía de Medellín.

Ya vienen la celebración de Amor y Amistad y otras fechas especiales de fin de año para las que urgen permisos que algunos de los policiales consiguen con falsos positivos judiciales como este.

Es importante destacar, antes de continuar con este escrito, que de las noventa personas que hacen parte de esa banda, muchas de ellas de origen venezolano, cualquiera de ellas podría “ascender” y convertirse en jefe, o jefa, en cualquier momento, inclusive a esta hora ya debe tener reemplazo este alias Bola. Aunque existe la posibilidad de que sus patrocinadores envíen un patrón para que los lidere a todos ellos. No es posible, de esta manera, a punta de mentiras y de capturas de cabecillas “inflados” acabar con esa banda.

No es posible porque solo con capturas no se desmantela a esa estructura. Que lo diga el nuevo comandante de Policía o el alcalde no es suficiente para que creamos que sus máximos líderes están acabados o que esa banda ya casi desaparece.

(Tema relacionado: Al mando de un venezolano, los Chivos se toman Altavista y parte de Belén)

Sabemos que la calidad de vida de las personas en Medellín se mide en términos de seguridad. Los ciudadanos necesitan sentirse seguros para poder salir de sus casas. La sensación de seguridad es pieza clave para entender el uso del espacio público. En ese orden ideas, las autoridades venden la sensación y casi certeza de una victoria de los buenos en la eterna lucha entre policías y ladrones, lo que influye positivamente en la percepción de seguridad.

Venden humo. Y ese argumento justifica las detenciones arbitrarias, sin embargo, siguen siendo un delito reprochable, de uso cada vez más común. El agente que en búsqueda de un permiso, un premio o un ascenso realiza una detención arbitraria o falso positivo, termina provocándole un daño patrimonial al Estado, una lesión a los bienes, a las arcas de la Nación, puesto que el afectado, mediante una acción de reparación directa, buscará la indemnización con ocasión de ese daño que le causó la Administración y seguramente obtendrá el favor de la justicia, porque las arbitrariedades que comete el servidor público por lo general saltan a la vista. Se enceguece buscando el resultado ilícito y se olvida de los medios que utiliza en ese despropósito. En Colombia, particularmente en Medellín, los uniformados de la Policía y el Ejército tiene el mal hábito de capturar a personas inocentes que trasladan al búnker de la Fiscalía bajo cargos fictos, consiguiendo un número de capturas irreales que suman en la estadística de resultados positivos. Asimismo, arrestan a personajes que, aunque son realmente bandidos, tienen un bajo perfil y una casi nula figuración en una banda o combo, pero los presentan ante la opinión pública como delincuentes de alto perfil.

(Leer: Investigadores del Gaula crearon falsos positivos judiciales)

También sabemos que los uniformados se inventan esos resultados no solo para obtener premios, también lo hacen por la presión de sus superiores, que a su vez están presionados por los políticos, que también son exigidos por la comunidad, que quiere seguridad.

(Le puede interesar leer: Un infierno llamado falso positivo judicial)

Recientemente sucedió con alias Manolo (Ismael Darío Lopera Tangarife, de 53 años), anunciada como la captura del año, resultado de una mega estrategia interinstitucional con persecuciones, intercambio de balas, la participación de más de cien personas especialmente entrenadas y todas esas cosas de película de Hollywood.

El 8 de julio pasado, el alcalde Quintero, el presidente Duque y el director de la Policía general Vargas Valencia anunciaron la captura. Quintero aseguró que entregaría una recompensa de $50 millones por la captura de alias Manolo, señalado de abusar al menos de 8 niños en el jardín infantil Pequeños Exploradores, del barrio Santa Cruz, en la zona nororiental de Medellín.

(En contexto: El operativo de captura de alias Manolo, ¿un falso positivo para cobrar recompensa?)

Pero no fue cierto, Ismael Lopera se entregó voluntariamente en la estación de Policía del municipio de Santa Rosa de Osos, en el Norte antioqueño, y esa mentira le costó el puesto al entonces comandante de la Meval, exgeneral Pablo Ferney Ruiz Garzón y al director de la Sijín, coronel Jair Morales.

Alias Bola

El alcalde de Medellín, Daniel Quintero Calle, resaltó este viernes 17 de septiembre de 2021 la captura de quien sería el cabecilla del Grupo Delincuencial Común Organizado, GDCO, los Chivos, que delinque en el corregimiento de Altavista y sectores aledaños del suroccidente de Medellín.

Dijo que los Chivos, entre sus múltiples crímenes, realizan la instrumentalización de menores de edad, la extorsión y el préstamo denominado gota a gota. Añadió que esa estructura tiene alianzas con las bandas el Mesa y los Chatas, de Bello, además de tener convenios con las disidencias del frente 36 de las Farc (en cabeza de alias Caníbal), para la construcción de laboratorios para la elaboración de pasta de coca en zona rural del Manzanillo. Agregó el burgomaestre que cada cristalizadero de esos le deja a la organización un ingreso de $4 millones mensuales, aproximadamente. También, declaró, que las extorsiones le permiten un ingreso de $90.000 semanales por cada bus que cubre la ruta hacia el corregimiento.

Quintero aseguró que este año han sido capturados 44 cabecillas y que este “golpe” permitirá continuar con el “desmantelamiento” de la banda los Chivos, tarea de su administración que ha significado una reducción del 60 % de los homicidios en Altavista.

La verdad de la banda los Chivos

La banda los Chivos controla el corregimiento de Altavista, ubicado en el suroccidente de Medellín, y la parte alta de la comuna 16, Belén. Tiene un pacto de no agresión con las AGC o Clan del Golfo, que utiliza un corredor por el cerro el Manzanillo para el tránsito de sus armas y sus alijos de droga. Con ellos precisamente convinieron quedarse con los territorios en Mano de Dios y Nuevo Amanecer, así como algunas de las zonas de dominio del combo los Joaquinillos, a cambio de la zona rural que ahora utilizan las AGC.

Esa estructura surgió en los 90, de la mano de los hermanos Suaza Ramírez: Hugo Armando y Édgar de Jesús, alias Mellizo. Están ubicados en la entrada al corregimiento, en el sector La Palma. Al padre de estos le decían el chivo porque acostumbraba comer papel y tenía una prominente chivera, de ahí que a toda la familia le empezaran a decir los chivos. En principio hicieron parte de las milicias de la guerrilla, luego pasaron a las autodefensas, después a los paramilitares, también trabajaron para la Oficina, para el bloque Sierra de las AGC que opera en la comuna 8 y el corregimiento de Santa Elena, finalmente se independizaron y se erigieron como una banda dedicada a la delincuencia y a la venta de drogas. Muchos de ellos, de niños, fueron amigos de quienes ahora pertenecen al combo los Pájaros. Inclusive, entre ellos son familiares, en segundo y tercer grado, pero a la hora de los pleitos por la hegemonía territorial, se olvidan de eso y se atacan a muerte.

Cada que hay cambio de comandante de Policía en la Meval o de alcalde en la ciudad, los miembros de la policía judicial, los subalternos, les presentan informes a sus jefes en los que aseguran que fue capturado el principal cabecilla de los Chivos y que la banda fue desmantelada o que está a punto de serlo.

Es así como esa banda ha sido desarticulada más de cuatro veces, lo cual es mentira. En la administración de Aníbal Gaviria como alcalde de Medellín se aseguró que esa banda estaba acabada. En julio de 2013, cuando el comandante de la Policía era el exgeneral José Ángel Mendoza Guzmán, esa institución aseguró que la banda estaba desarticulada. Análisis Urbano denunció en ese entonces que la captura de 16 personas presuntamente vinculadas a la banda los Chivos, entre los cuales se encontraba uno de sus jefes conocido como alias Hugo Chivo, no llevó a la desarticulación de esa organización criminal. Esa mentira también fue acompañada con el supuesto desmantelamiento de la banda los Pájaros. La realidad confirma que nunca se desvertebraron sus aparatos criminales. Posteriormente, el 3 de junio de 2018, el general Óscar Antonio Gómez Heredia, quien durante 25 meses fue comandante de la Policía Metropolitana, manifestó en medios de comunicación que con la captura de alias Chatán, uno de los líderes de los Chivos, esta estructura pronto desaparecería.

(Puede leer: Alias Chatán, líder de Los Chivos, y su primo alias Bozo, fueron capturados por la Policía)

Salir a decir a la comunidad que una estructura criminal ha sido desmantelada, sin ser verdad, es también un falso positivo, son noticias que carecen de veracidad y que se usan para garantizar ascensos y maquillar la realidad.

La banda los Chivos ha tenido un crecimiento notable, tanto en hombres como en territorio, y en la actualidad gozan de un buen patrocinio, apoyados por poderosos actores del crimen urbano y rural, y ni sus enemigos tradicionales, del combo los Pájaros (con quienes alguna vez se aliaron para enfrentar a enemigos comunes), se atreven a meterse con ellos. Y tiene una influencia tan fuerte, que hasta varios de los agentes de la subestación de Policía de Altavista y la estación Belén han terminado trabajando para ellos. En la actualidad viven del tráfico de estupefacientes, la elaboración de pasta de coca, el cobro de extorsión y la venta de droga al menudeo. Y son dueños de muchos negocios, entre ellos algunos de los tejares, en los que estarían desapareciendo a sus enemigos para no dejar rastro. También conocimos que aunque algunos miembros de ese clan familiar siguen haciendo parte de la banda, el liderazgo ya no está en cabeza de los Suaza Ramírez.

Señor alcalde Quintero, señor general Martín Gámez: la banda los Chivos no está a punto de ser desmantelada. Alias Bola es apenas una pieza en el engranaje de esa estructura criminal. Están siendo engañados. No caigan en la trampa. Ya ha pasado en la ciudad que cuando hablan del desmantelamiento de los Chivos, esa estructura criminal se fortalece y se crece. Sabemos que quieren mostrar resultados, pero todos no comemos de ese cuento.

Apunte Urbano

  1. En la actualidad, la banda los Chivos trabaja para una estructura criminal de carácter nacional, en otras palabras tiene un «Patrón criminal» que le cambió la forma de actuar a esta organización ilegal.

Ya no vacunan (extorsionan) a la comunidad, tampoco hurtan y mucho menos hacen sicariato para otras bandas, están dedicados a macronegocios mafiosos.

Sus verdaderos jefes permanecen en la sombra, al parecer con protección oficial, sus coordinadores son poco conocidos hasta el momento.

Análisis Urbano tiene clara la jerarquía de la banda los Chivos y esperamos que la «inteligencia oficial» también la tenga clara, para eso cuentan con los recursos logísticos, humanos y económicos, grave sería que estuvieran esperando a que las denuncias e investigaciones les den los datos para actuar.

  1. Señor alcalde de Medellín Daniel Quintero, tenemos una recomendación para usted. Por favor sea más estricto con la información que le llega de parte de la Policía Metropolitana del Valle de Aburrá (MEVAL), del Ejército Nacional, de la Fiscalía y de las autoridades en general. Es hora de aprender de los errores cometidos, por ejemplo, la detención de alias Manolo, que le costó la salida al comandante de la SIJÍN-MEVAL y al comandante de la MEVAL, porque es usted, por mandato constitucional (artículo 315), la primera autoridad de policía del municipio y la Policía Nacional debe cumplir con prontitud y diligencia las órdenes que usted les imparta a los policiales por conducto del respectivo comandante. Así que, no se preste para los falsos positivos de las instituciones en la ciudad de Medellín.

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